Comunicarse de una forma rápida y efectiva en una lengua extranjera

Ya que cada uno de nosotros llega al proceso de aprendizaje de una lengua extranjera de una forma diferente, a menudo con prioridades y necesidades opuestas, es virtualmente imposible decir que exista un método de enseñanza “perfecto”.

Si el enfoque de DialoguE, a pesar de su origen relativamente reciente, ha visto un mayor éxito, es porque se ha esforzado desde el principio en ser lo más natural posible. Sin embargo, al leer este artículo, debe quedar claro que el método, aunque no intenta basarse en ideas pedagógicas actuales, no obstante refleja, y de hecho, refina un buen número de opiniones pedagógicas actuales sobre el aprendizaje de la lengua. Si el método no ha caído presa de los excesos que plagan la mayoría de las metodologías de hoy en día, es probablemente porque siempre se ha mantenido en un marco muy pragmático.

La efectividad de DialoguE

Aquellos que quieren, independientemente de su nivel, mejorar en una lengua extranjera, necesitan, está claro, obtener resultados rápidos, duraderos y tangibles. Este punto de vista es lo que hace posible que el enfoque de DialoguE (por ejemplo, 45 sesiones de una hora) sea tan efectivo para un principiante. Los estudiantes con un nivel avanzado consiguen un progreso equivalente activando capacidades en la lengua extranjera que se corresponden con su dominio de sus lenguas maternas. El enfoque de DialoguE permite a los estudiantes de cualquier nivel conseguir progresos espectaculares en un mínimo periodo de tiempo.

¿Por qué el método es tan efectivo?

Como ya hemos indicado, el enfoque de DialoguE recrea un ambiente de aprendizaje natural. Ofrece al estudiante una forma de aprender una lengua extranjera que, si no de forma idéntica, refleja muy bien la manera en que ellos aprendieron sus lenguas nativas. ¿No desea todo estudiante ser capaz de pensar en la lengua meta? Sin esta útil clave, el expresar nuestros pensamientos se convierte en algo más que en una lucha poco natural. Liberados de la necesidad de traducir, los estudiantes se pueden concentrar en expresar sus ideas y comunicarse o negociar con una efectividad máxima. Cuanto más rápido se sumerjan los estudiantes en un ambiente similar al ambiente en el que ellos aprendieron sus lenguas maternas, antes podrán alcanzar sus objetivos. Los estudiantes descubren la nueva lengua, entonces la hacen suya, todo a través de un método que recrea el ambiente natural del aprendizaje de la lengua.

El ambiente del aprendizaje natural

Cada proceso de descubrimiento se puede disipar rápidamente a menos que éste motive. El proceso realmente no “engancha” a menos que un cierto número de condiciones previas coincidan. ¿Qué le ofrece esto al estudiante?

1. Un proceso vital y no artificial

  • Un ambiente totalmente propicio para hablar 
    El proceso natural de aprendizaje de una lengua únicamente se puede dar en un entorno donde todo el mundo se dirija al estudiante en la lengua meta. Los estudiantes pasan el día entero, desde el desayuno hasta la tarde, con sus profesores.
  • Un ambiente no académico
    Los estudiantes realmente deben sentir que no “han vuelto al colegio”. Las aulas, más que ser clases, se convierten en salas de reuniones, salas de comunicación, salas de estar. Los estudiantes no tienen que pasar por una rígida prueba de evaluación, más bien los profesores, más como guías, toman interés personal por los estudiantes y hacen uso de sus habilidades para evaluar el nivel de los mismos, sus necesidades, el camino más apropiado hacia el dominio de la lengua. Durante la instrucción, el estudiante no es “interrogado” por el instructor, sino que más bien se tienen una serie de diálogos de repaso naturales con el profesor. Estos diálogos permiten a los estudiantes encontrar su lugar dentro del proceso. Más que someterse a una evaluación, ellos hacen una evolución. A la finalización de la formación, los mismos estudiantes evalúan sus progresos basándose en un cuadro con 8 indicadores: comprensión escrita, comprensión oral, pronunciación, facilidad en expresión oral, gramática, vocabulario general, vocabulario profesional y logros de objetivos.
    El uso de los términos “guías” e “instructor” en vez de profesor no es gratuito. En DialoguE, no damos clases o cursos, nosotros activamos sesiones de comunicación. No entregamos a los estudiantes ejercicios escolares, no preparamos laboratorios de idiomas, ni promulgamos un manual de referencia, sino que aportamos una parte de la vida real, todo esto expresado en la lengua meta.
  • La lengua de la vida real
    Cada sesión de DialoguE se centra en materiales de la vida real (programas de televisión, artículos, canciones, documentos profesionales o, a veces, el texto utilizado por un profesor en una clase académica), de manera que permita al estudiante expresar lo que quiere decir. Además, cada explicación (temas difíciles sobre gramática, explicación de vocabulario) propuesta por el instructor está inspirada en las necesidades de la vida real del estudiante, y también el contexto de la lección que se trata.

2. Un proceso de descubrimiento enriquecedor centrado en las necesidades individuales

Encontrarse con una lengua sólo es motivador si el encuentro trata de las necesidades de la vida real del estudiante. El principal objetivo es aprender la lengua tal y como se usa en la vida real y darle un uso realista tan rápido como sea posible. El instructor de DialoguE se esfuerza para crear frases que sean muy relevantes, los “actos de palabra” son los más útiles, y el vocabulario que el estudiante repetirá más frecuentemente (en una base oral o escrita).

Si el estudiante avanza hacia diferentes objetivos, el instructor hace ajustes, pule las sesiones para mantener al estudiante muy involucrado. El proceso es totalmente personalizado. Las sesiones se diseñan con la participación máxima del estudiante.

3. Un proceso armonioso y no frustrante

Otras facetas de la instrucción implican la adaptación al estilo cognitivo del estudiante. Se podría decir, como Reinert (1), que el estilo cognitivo de una persona es la forma en la que él o ella está “programado/a para aprender de la manera más efectiva posible”. Todo el mundo tiene una forma personal de aprender. Esta estrategia de aprendizaje está basada en el estilo social de la persona, en la manera en la que él o ella vive en la sociedad. Si esta necesidad fundamental del estudiante no es respetada o cultivada, el proceso de aprendizaje se frustra. En un encuentro con una lengua extranjera y en un intento de comunicarse en ella, los estudiantes buscan confusamente satisfacer sus necesidades para auto validarse, o por sentimiento de pertenecer a algún lugar, o por seguridad.

Gracias a la formación PERSONA (2), el profesor de DialoguE puede reconocer y responder estratégicamente a esa persona, y variar los estilos personales. El instructor DialoguE respeta el ritmo de aprendizaje del estudiante y su manera de estructurar el mundo, todo esto con un conocimiento esencial de lo que motiva, o frustra, al estudiante como individuo único.

4. Una experiencia guiada

Descubrir un nuevo mundo, de alguna manera, siempre es un proceso en solitario. La cuestión es, ¿qué costará el proceso, cuánta energía requerirá? Incluso los exploradores más experimentados pueden beneficiarse de los guías que les permiten maximizar su reducción de tiempo al conducirles lejos de errores. El enfoque de dialogue inculca a cada “explorador” la sensación de que la lengua extranjera es un viaje que debe emprenderse con confianza.

  • Un clima de confianza
    Desde los primeros intercambios en las conversaciones, los estudiantes de DialoguE consiguen lo que a menudo más les falta: la confianza en ellos mismos. Su miedo inicial a hablar y expresarse se evapora rápidamente, gracias al clima de confianza inculcado por los profesores formados bajo la figura de la comunicación y el método de DialoguE.
  • Mayéutica socrática
    Para acelerar el proceso de descubrimiento, el formador de DialoguE (el nombre del método está directamente sacado de los diálogos de Platón) se convierte en un “mayéutico” socrático, en otras palabras, el arte de crear ideas. El formador está ahí para transportar las ideas del estudiante al mundo. El toma la posición del estudiante al hacer preguntas constantemente. Como dijo Louis Not (3), “el método aristocrático parece funcionar menos como medio de transmisión y más como proceso de descubrimiento. No hay nada más que aprender, sencillamente retener lo que cada uno sabe o conoce implícitamente, lo que las preguntas intentan hacer explícito. Adaptando esto a cada situación, el formador de DialoguE mira en su sentido más amplio y desarrolla preguntas que permitirán al estudiante alcanzar un estado en el que él o ella capta el contenido. El guía elije el sendero más natural y más real para el material.
    Para aumentar el nivel de descubrimiento, el formador de DialoguE, fomenta las aptitudes lingüísticas distribuidas y estructurales. Únicamente haciendo las preguntas que siguen los medios de comunicación naturales, el instructor no sólo utiliza la ruta sintagmática (¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué?), sino que también la ruta holística o integral (sinónimos, antónimos, paráfrasis). De esta forma, dos proposiciones sencillas se unen en una frase. Dos afirmaciones acaban por formarse (por ejemplo, una proposición principal más una subordinada de causa, de consecuencia, etc.). El objetivo del formador es sonsacar, dentro del nivel de comunicación del estudiante, el abanico de herramientas que él o ella ya utiliza para expresar ideas y sentimientos.
    El orden de las preguntas tiene un propósito específico. Contribuye a la construcción progresiva de pensamientos de acuerdo con las respuestas del estudiante. El instructor analiza cada respuesta y escoge la siguiente pregunta en función de la respuesta. El "interrogatorio" estructura así, poco a poco, y armoniosamente, el proceso de pensamiento del estudiante.
    Como decía Sócrates, la mejor respuesta es la que ha sido sugerida, insinuada. El estudiante debe ser capaz de responder directamente a la información que se le da en la pregunta o, en su lugar, debe ser capaz de referirse al sentido de dicha información (sinónimos, antónimos y paráfrasis), o a través de un esbozo, un gesto, un poco de mímica, un ejemplo de comportamiento, etc.
    A pesar de todos los esfuerzos del formador, a veces, la respuesta no se ajusta a lo que el formador espera.
  • Gestión del error
    El método de DialoguE se basa en el principio de retroacción o retroalimentación, el sistema cibernético promulgado por M.A. Crowder (4) en su esfuerzo por reemplazar a un humano por una máquina que estimula las relaciones interpersonales.
    Que los errores se cometan en el curso del descubrimiento indica que la información del estudiante es imperfecta: más que sancionar esto, se debe descubrir dónde se encuentra la dificultad.
    Gracias a la estructura derivativa que emplean los formadores de DialoguE, las dificultades se superan y el estudiante produce la respuesta adecuada. En lugar de usar una única manera de formación, la trampa en la cual la mayoría de los métodos basados en preguntas corren el riesgo de caer, el proceso de DialoguE propone un medio interactivo de descubrimiento. La respuesta del estudiante determina el elemento que se le va a dar a él o e ella inmediatamente después. Si el descubrimiento es inmediato, el estudiante puede alcanzar inmediatamente la fase en la que él o ella capta el punto permanentemente. Si el error aparece, ese error permite al instructor averiguar qué aspectos del funcionamiento mental lo provoca y formular un remedio apropiado, en todos los niveles personalizados.
  • Progreso verificable, inmediato y tangible
    Gracias a este sistema altamente motivador, los estudiantes saben exactamente qué tipo de progreso están teniendo. Ellos se dan cuenta de que finalmente pueden expresar sus pensamientos en tiempo real (como no lo hubieran podido hacer previamente, con ninguna sutileza). Ellos también se percatan de que la niebla que parecía nublar su comprensión se ha disipado completamente y de que corregir es entender. Pero la corrección sólo es posible tras haber asimilado y determinado la estructura y el vocabulario, tras haber hecho la lengua suya.

 

Ser dueño de la lengua

El descubrimiento, aunque motivado, no es suficiente por sí solo para captar la lengua. Uno de los mayores obstáculos para la comunicación es el hecho de que los estudiantes disponen de muchas ocasiones en las que se refieren a su lengua materna. Ellos traducen más de lo que transmiten en la lengua que están intentando aprender. Lo que necesitan adquirir desde el principio es una forma de acción automática y una respuesta idéntica al método que ellos usan para hablar en su propia lengua. Si no consiguen alcanzar el MODO AUTOMÁTICO, los estudiantes se concentran demasiado en la FORMA e, irremediablemente, son muy poco receptivos respecto al CONTENIDO; este medio ineficiente de comunicación afecta a su energía y concentración. Los estudiantes también corren el riesgo de cometer errores que se transforman en habituales; cualquier pedagogo sabe lo difícil que es erradicar esos malos hábitos (fosilización de errores).

La comunicación basada en una respuesta automática es divertida

Para poder comunicarse sin demasiado ESFUERZO, sin tener que traducir y de forma AGRADABLE, los estudiantes deben alcanzar la fase en la que ellos PROCESAN las estructuras de la lengua extranjera. Se estima, en términos generales, que son necesarias 3.000 repeticiones para adquirir lo que Jean-Paul Narcy (5) llama “rutina”.

Es importante no confundir la automatización con el hecho de aprender de memoria. La automatización que tratamos aquí es una capacidad operativa. Como lo es un procesamiento de datos. Richard (6) nos recuerda que McLaughlen, Rossman y McLeod (1983) propusieron una explicación sobre la diferencia entre el lenguaje controlado y el lenguaje espontáneo que estuvo inspirada por un modelo de base de datos. De acuerdo con esta teoría, el hecho de aprender cada una de las tareas o puntos complicados y cada forma de comportamiento, requiere la integración de un cierto número de sub capacidades. “Para que sea posible llevar a cabo estas tareas y tratar con las situaciones recurrentes con la máxima efectividad, una gran mayoría de estas capacidades subyacentes se convierten en rutinarias o automáticas y se logran inconscientemente. Esto es lo que se llama “tratamiento automático”. En el caso de una tarea particular inherente al aprendizaje de la lengua extranjera, las sub capacidades que no se han llevado al dominio de lo automático, inhiben la habilidad de superar la tarea.

Así pues, es necesario inculcar al estudiante no la memorización de un sistema (conocimientos, reglas gramaticales, etc.), sino una capacidad de memoria que recupera automáticamente, cuando es necesario, la forma que encaja con el sentido que se necesita dar para comunicarse en una situación dada.

Skinner a través de los ojos socráticos

Llevar a cabo 3.000 repeticiones para generar una sub capacidad es poco realista. Pero estamos influenciados por el método coactivo de Skinner, el cual está especialmente asociado con el fenómeno de refuerzo (repetición del acto), de motivación (recompensa inmediata) y de exclusión del error (sin castigos), con una buena dosis de Sócrates y su método de utilizar diálogos, para poder llegar a un resultado excepcional. Gracias al proceso natural de pregunta respuesta, se inculcan en la memoria estructuras útiles, vocabulario, pronunciación y una entonación aceptable en un periodo de formación relativamente corto. El estudiante, al responder a las preguntas que giran alrededor de un tema permanente, aprende a hacer malabarismos con las estructuras y el vocabulario (sinónimos, antónimos, etc.) sin recurrir a la trampa de la traducción. Los estudiantes corrigen, dentro del contexto de la comunicación, sus errores en la estructura interna. Ellos entrenan a sus sub capacidades de comprensión, descifran preguntas, escuchan los modelos auténticos e identifican mensajes (desde lo general a lo particular).

Para permitir al estudiante que automatice sus sub capacidades, el formador de DialoguE le ayuda a conservar las claves más importantes de la sesión. Cada sesión de DialoguE termina con la grabación de las frases clave, aquellas que se convirtieron en las más importantes durante esa lección en particular. La pausa que se deja después de cada frase permite al estudiante repetir y por lo tanto acelerar el proceso de automatizarlo todo. En la siguiente sesión, el estudiante y el formador revisan sistemáticamente esas frases, de la manera socrática, con el objetivo de consolidar el proceso de automatización y reforzar el material tal y como parece necesario hacer. Vivir entre sesión y sesión en un entorno donde la lengua meta se habla continuamente también permite a los estudiantes tener la oportunidad de aplicar lo que han aprendido. Tras la formación, dedican 15 minutos al día a las frases que han sido creadas específicamente para sus necesidades comunicativas y para así conseguir las sub capacidades automáticas y adquirir la habilidad para hablar con una gran espontaneidad.

A modo de conclusión

Tal como nos recuerda Jean-Claude Narcy (5), el estudiante tiene cuatro umbrales que atravesar. Estos son, en orden cronológico, el umbral sicológico (confianza en sí mismo), el umbral auditivo (entender el mensaje), el umbral cultural (interés por la cultura “extranjera”) y el umbral lingüístico (pensar directamente en la lengua meta).

La forma de promover los logros de DialoguE, una vez que se rompen rápidamente esas cuatro grandes barreras, tiene la comunicación como su principal principio. Recuerde, sin embargo, que el enfoque de DialoguE se esfuerza en ser lo más natural posible, en tener siempre en cuenta que siempre es más fácil prevenir que curar, educar que reeducar, y que mantiene, desde el principio, los cuatro aspectos clave. Los estudiantes atraviesan la barrera lingüística únicamente por la preparación aportada, desde el primer momento, por los formadores.

Desde la primera sesión, el formador de DialoguE ayuda al estudiante a alcanzar su propia y auténtica independencia comunicativa, un regalo de habilidad lingüística que le sirve en la mayoría de las situaciones de la vida real. También desde la primera sesión, el instructor guía al estudiante hacia la correcta expresión oral, a pensar directamente en la lengua meta y a utilizarla como si fuera la suya.

(1) E. HATCH, Psycholinguistics, Rowley, Newbury House, 1983.
(2) Documentation Persona (DialoguE, 55, Route du Tonnelet, B 4900 Spa)
(3) L. NOT, Les Pédagogies de la Connaissance, Les Sciences de l'Homme, Privat, 1988.
(4) J. BUREAU, Dictionnaire de l'Informatique, Larousse, Paris, 1972.
(5) J-P. NARCY, Apprendre une Langue Etrangère, Les Editions d'Organisation, Paris 1990.
(6) J.C. RICHARDS, The Context of Language Teaching, Cambridge, CUP, 1985.

 
 
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